14 octubre 2008

Vente a Alemania, Pepe V

München, capital de Baviera y de la cerveza. Hogar del Oktoberfest, de BMW y de la mayor cervecería de Alemania. Una de las ciudades más castigada por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial y que ha conseguido reconstruirse con grandeza y convertirse en una de las capitales de Europa.

17/03/2008: Prien am Chiemsee (Alemania) -> München (Alemania)
Después de desayunar copiosamente en el albergue de Prien am Chiemsee, pusimos rumbo a la capital de Baviera: Munich. Hasta la entrada de la ciudad disfrutamos de las autopistas gratis de Alemania que es un auténtico placer. Con la elevada velocidad de crucero de Virtu el trayecto se hizo muy cómodo y la entrada a la ciudad fue perfecta gracias a nuestro amigo TomTom, quien nos llevó sin ningún error hasta el albergue, donde pudimos confirmar nuestra reserva.


Lo mejor para moverse por Munich es el trasporte público, y concretamente el Metro. Todas las líneas pasan por la estación central (Hauptbahnhof) favoreciendo el trasbordo y la comunicación. En Munich existen dos tipos de transporte subterráneo: los U-Bahnen que son el metro clásico y los S-Banhen que son algo así como una especie de red de cercanías. La verdad es que la información sobre líneas, billetes y tarifas en las estaciones es un caos y como no sepas alemán estás más perdido que un pulpo en un garaje. Menos mal que nosotros contábamos nuestro experto en alemán particular: Txuso, quien tras mucho marear la perdiz, siendo la perdiz una amable transeúnte muniquesa, resolvió comprar un billete de grupo. El Fahrpreise Tageskarten incluye todos los viajes en metro, cercanías, tranvía y bus durante 24 horas para un grupo de hasta 5 personas. Os lo recomiendo si vais a viajar por la capital bávara ya que son 9,00€ frente 1,10€ del billete sencillo (sin discusión). Este tipo de billetes “cachondos” son bastante habituales en las ciudades alemana incluso para moverte por el país. Así que ya sabéis, si estáis en una ciudad Alemana, revisad la estación de transporte de arriba a bajo porque os podéis llevar una muy grata sorpresa.

Nuestra estación de destino estaba al otro lado del río Isar, concretamente en el lugar donde se levantaba la cervecería Bürgerbräukeller. Esta cervecería es famosa por haber albergado allí los primeros mítines y reuniones del Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, vamos lo que venía siendo el partido nazi. En su interior también se fraguó y ejecutó el intento de golpe de estado fallido encabezado por Hitler en la noche del 8 de Noviembre de 1923, hecho que pasó a la historia como el “Putsh de Munich” o “Putsh de la Cervecería”. Allí nuestro Guia-man quiso soltarnos el rollo histórico con su inseparable guía como podéis ver en la foto (si es que el nombre se lo ganó a pulso el tío durante todo el viaje).

De allí cruzando el río Isar nos adentramos en el centro histórico de Munich, llegando a la primera parada importante: la plaza del ayuntamiento. Esta plaza recibe su nombre, Marienplatz, de una columna mariana que preside el centro de la misma (mariana por la virgen, no por otras “cosas”). El ayuntamiento es un edificio de estilo gótico increíble que sobrevivió casi intacto a los bombardeos de la segunda guerra mundial. En su fachada gótica destaca la torre que alberga el Rathaus-Glockenspiel que viene siendo un reloj de cuco gigante y que sobre las 11 de la mañana se pone en funcionamiento convirtiéndose en el principal reclamo turístico de la plaza.

El Glockenspiel contiene 43 campanas y 32 figuras a tamaño natural repartidos en dos niveles. En el superior se representa la boda de un duque local famoso por fundar el Hofbräuhaus (más adelante comento de qué se trata) con la duquesa de Lorena. En honor a los recién casados tiene lugar una justa entre dos caballeros defendiendo los colores de Baviera y de Lorena, de la cual, evidentemente, siempre sale vencedor el caballero bávaro. En el nivel inferior se representa la Schäfflerstanz o danza de los toneleros que tiene su origen en el siglo XVI cuando la ciudad estaba asolada por la peste. Resulta que los primeros que volvían a la calle tras el paso de la peste eran los toneleros que mediante un particular baile demostraban a los habitantes que ya no corrían peligro. De hecho este baile gustó tanto al Duque de Baviera que lo instauró como una tradición y cada siete años se sigue, hoy en día, ejecutando.

El espectáculo en la Marienplatz no sólo está en la torre del reloj, y es que la plaza se llena de turistas boquiabiertos con el Glockenspiel. La verdad es que la estampa es impagable, una plaza llena de gañanes mirando al cielo, una fiel reproducción de lo atontaos que parecemos cuando estamos en plan turista total.

Como podéis apreciar en las fotografías la lluvia que nos acompañaba aquella mañana era bastante fresca. Tal era esta lluvia que el paraguas de nuestra Violeta dijo “hasta aquí” fracturándosele varias varillas. Pese a los intentos del ingeniero Txuso no se pudo recuperar para el servicio activo y hubo que rematarlo en una papelera (descanse en paz). Desde luego no se podía esperar mucho de un paraguas de tres euros comprado en un puestillo de Salzburgo (estos austriacos nos la metieron doblada).

La siguiente visita obligada es la Frauenkirche o Iglesia de Nuestra Señora que viene siendo la catedral católica de Munich. Este edificio construido en 1488 fue devastado por el envite de los bombarderos aliados y constituye un punto importante en el skyline de Munich destacando claramente sus dos torres con esos tejados de cobre en forma de cebolla tan característicos en Baviera. Tan duros fueron los bombardeos que hasta 1996 no terminaron las obras de reconstrucción. En su interior destaca su austera decoración y la increíble cantidad de luz que hay dentro del edificio a pesar de no divisarse ningún ventanal, puesto que quedan disimuladas con las columnas y prácticamente desde la nave central es imposible ver alguna. Este efecto da lugar a una curiosa leyenda, y es que en la entrada de la catedral está la Teufelstritt o huella del diablo. La leyenda cuenta que el arquitecto hizo un pacto con el Diablo para poder construir la catedral a cambio de no hacer ninguna ventana. Pero el diablo fue engañado y es que desde su posición (a la entrada de la catedral) no se puede ver ninguna ventana por la disposición de la columnas. Leyendas a parte, es un buen sitio donde repasar la guía de viaje, interesarse por las noticias de la tierruca e incluso secar los guantes!

Tras la visita de la Frauenkirche era el mejor momento para hacer un alto en el camino y disfrutar de la gastronomía bávara y sorprendernos con una curiosidad cultural. Si alguna vez entráis en un restaurante y el camarero os acomoda en una mesa donde ya está comiendo más gente, no penséis que el sitio es cutre de cojones. Esta costumbre es algo normal en muchos locales alemanes y es una muestra más de la apertura de este gran pueblo y de la cordialidad reinante. Personalmente me parece una práctica muy interesante y eficiente, porque… ¿nunca te ha parecido un incordio ir a un restaurante donde muchos mesas están a medio ocupar y podríais comer sin esperar con una pequeña redistribución de los clientes? En nuestro caso la mesa era de unos 12 comensales y la compartimos con una madre y su hija y un chavalín bastante inquieto con sus abuelos, una bonita estampa. La comida fue excelente, una gran variedad de Bratwursts aderezadas con mostaza dulce o pasta de arándanos picante y acompañadas con ensalada de patata o el omnipresente Sauerkraut y rematando la jugada con un postre de altura, un Butterkuchen excelente. Por supuesto todo ello bien regado con los caldos de la región. Prost!

Después de tan bávara comida nos pusimos otra vez en marcha. Nos movimos hasta la Odeonsplatz, donde encontramos la Theatinerkirche St. Kajetan, preciosa iglesia de estilo barroco tardío, destaca sobremanera en la plaza debido a su fachada amarilla. En la misma plaza está al entrada a la Münchner Residenz hogar de los monarcas bávaros en el centro de Munich. Actualmente sus numerosos edificios han pasado a ser en su mayoría museos y sus antaño jardines privados están a disposición de todos los visitantes. A pesar de que el día no era el mejor para disfrutar de ellos, mereció la pena pasearnos por allí y bajar un poco la comida.

El cansancio y la bávara comida estaba haciendo mella en nuestra moral. Pero el descubrimiento por sorpresa de la sucursal del instituto Cervantes, donde intentamos pedir asilo político para usar sus servicios, nos levantó el ánimo y la posterior degustación de un café bien cargado nos llenó de energía para aguantar la larga tarde que nos esperaba.

Otra de las visitas obligadas de Munich es la iglesia de Asamkirche (nombre real: Iglesia de San Juan Nepomuceno, santo patrón de Bohemia). Esta iglesia es un espléndido ejemplo del barroco tardío alemán con una decoración tan recargada que no tiene nada que envidiar de nuestro noble rococó español. Ya la portada destaca con la sobriedad de la calle en la que se encuentra, pero cuando entras en su dorado interior te quedas sin palabras.

Para romper la monotonía de tanta visita a iglesias nos dimos un paseo relajante por el Viktualienmarkt que viene siendo el mercado central de Munich, donde puedes encontrar todo tipo de productos incluyendo productos típicos españoles como jamón o “choriso”.

Como ya se estaba haciendo tarde decidimos aprovechar nuestro billete cachondo y movernos en metro hasta el Olympiapark que es la zona del estadio que albergó las olimpiadas del 72. En esta zona no sólo está el estadio olímpico y sus instalaciones adicionales, si no que se encuentra cerca del centro de negocios de Munich con todos los rascacielos destacando en el horizonte. De hecho, según estás saliendo de la estación del Metro te encuentras en los morros con la central de BMW, una impresionante torre que recuerda a cuatro cilindros de un motor de combustión.

Antes de volver al albergue para tomar posesión de nuestra habitación, darnos una ducha rápida y cenar. Decidimos, bueno decidió Guia-man, ir al Schloss Nymphenburg que se trata de un palacio que fue la residencia de verano de los gobernantes de Baviera y que cuenta con 800.000m2 de parques. En principio la visita prometía bastante, pero para cuando llegamos allí tras casi una hora de caminata había anochecido y no se veía ni torta. Por supuesto Guia-man y su querida guía tuvieron que aguantar nuestras quejas e improperios durante todo el trayecto al albergue, el cual pudimos reducir al coger un tranvía gracias a nuestro precioso billete mágico.

Tras una ducha reparadora decidimos degustar otra especialidad gastronómica alemana, el kebab. Para ello nos dirigimos al kebab que había en la acera de enfrente del albergue. Su nombre era realmente tentador y al verlo empezamos a salivar cual perros rabiosos: Arkadas Kebab Haus. Nos llevamos una decepción al encontrarnos al turco de turno disculpándose porque se le había acabado el kebab y estaba cerrando. Así que decidimos bajar al centro a cenar y así estar más cerca de nuestro destino: la cervecería más grande de todo Alemania. Pues sí, la “Hofbräuhaus am Platzl” tiene varios salones y cuenta con una capacidad total de 3000 personas, lo que la convierte en la cervecería fija más grande de Alemania. Como no podría ser de otra forma en este mítico establecimiento (si vais a Munich, no dejéis de visitarlo) las camareras están vestidas con el traje típico bávaro y, por supuesto, hay una banda animando a los clientes. Los productos que ofrecen van desde la clásica cerveza rubia, hasta codillos de cerdo pasando por los sempiternos bretzel y la cerveza de negra, marca de la casa.

Debo reconocer que conocimos de su existencia gracias a nuestro Guia-man y la sabiduría de su padre, que nos la recomendó. Así que desde aquí debo romper una lanza a favor de Guia-man, quien habían sido insultado, vejado y torturado por todos nosotros durante este largo día. Así que: ¡gracias Guia-man!





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12 julio 2008

Hoy era el día

Hoy era el día M.
Hoy era el día MetalWay.
Hoy era el día de la leyenda del Metal español: Baron Rojo.
Hoy era el día de los dioses del Metal: Iron Maiden.





Hoy era el día que se celebraba el MetalWay en Zaragoza, con estrellas del Metal como Slayer, Avantasia, Iced Earth o Avenged Sevenfold. Disfrutaríamos con la leyenda de los hermanos De Castro y su banda Baron Rojo. Nos deleitaríamos con Steve Harris y sus chicos (aunque ya no lo son tanto), porque Iron Maiden estaba por fin en Zaragoza en una de las dos únicas citas españolas de su gira mundial: Somewhere back in time world tour 2008.

Hoy tenía todo preparado: pantalón corto para aguantar el calorazo como un campeón, cremita solar para no pillar moreno cangrejo, biseras varias para que no se me caliente el tarro, combustible líquido para aguantar los conciertos, bocatorros gigantescos que no se salta un gitano y, por supuesto, colegas para compartir estos momentos tan míticos.

Hoy todo era perfecto. El cielo estaba parcialmente cubierto de nubes lo cual era una tregua de las altas temperaturas que hemos tenido por Zaragoza estos días. Ya estaba dispuesto a salir en busca de mis ídolos cuando recibí la peor llamada: el festival se había cancelado, el motivo era el fuerte aguacero que cayó anoche en Zaragoza durante 10 minutos y que había provocado la suspensión del Monsters of Rock de ayer en el mismo recinto. Los desperfectos en las infraestructuras y sobretodo los daños en los equipos eléctricos y de sonido eran irreparables.

Este trastorno de planes me ha hecho recordar una cita del ex-campeón de los pesos pesados de boxeo Mike Tyson:
Everyone has a plan until they get punched in the mouth

Hoy era el día...


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08 julio 2008

Vente a Alemania, Pepe IV

Visita a Salzburgo, ciudad que ha dado grandes personajes a la humanidad e inspirado bellas historias y sonatas. Todo ello bajo una lluvia intensa, y es que cuando llueve en Centro-Europa, llueve de verdad.




16/03/2008: Salzburg (Austria) -> Prien am Chiemsee (Alemania)
El planning del día era muy sencillo: visita al centro de Salburgo durante toda la jornada y a última hora de la tarde pasar a Alemania para hacer noche a mitad de camino de Munich.

SALZBURGO
El hecho de que el día amaneciese encapotado y lloviendo no apaciguó nuestros ánimos por visitar la bella ciudad de Salzburgo. Tras haber disfrutado con el copioso desayuno austríaco y reservado el albergue para aquella noche en la ciudad de Prien am Chiemsee, nos enfundamos nuestros chubasqueros y armados con nuestros paraguas y cámaras, salimos en busca de las mejores instantáneas.

Nuestro “desembusado” en el centro de la ciudad fue todo un éxito y rápidamente recogimos las mejores instantáneas. Seguramente algún extremista de la fotografía nos dirá que es el peor cielo para hacer fotos y que la distancia focal de nuestras cámaras no es la apropiada, pero ¿a quién le importa?

El centro de la ciudad de Salzburgo posee un encanto especial con el río Salzach atravesándolo y sus preciosas casas de época. Salzburgo fue ya ciudad durante el Imperio Romano pero a partir del siglo VIII, cuando fue rebautizada, empezó realmente a prosperar y se convirtió rápidamente en una de las ciudades más influyentes de la Edad Media. Su nombre en alemán hace clara referencia a la especia que la hizo prosperar: la Sal (Salzburg: Castillo de Sal). Y es que durante el siglo VIII el Salzach era una importante ruta de la Sal procedente de las minas cercanas a la ciudad. Salzburgo no ha perdido su pasado y el transporte urbano cuenta con todos los medios imaginables: bus, trolebús, tranvía e incluso carros de caballos!

El nombre de la ciudad también hace referencia al castillo de la ciudad. Antigua fortificación de los obispos y posteriormente arzobispos que regían Salzburgo se encuentra en una colina y domina por completo la ciudad. Al castillo se puede acceder (previo pago) en teleférico y desde él se tienen las mejores vistas de la ciudad.

El castillo nació en principio como almacén de sal, pero pronto se convirtió en la fortificación usada por los príncipes-arzobispos que regían la ciudad. La historia de la ciudad es contada a lo largo de la “guía llaveada” al castillo. Esta visita consiste en una ama de llaves (vamos, una lugareña con llaves) que se encarga de abrir y cerrar puertas de tal forma que solo haya gente en una sala. La parte didáctica de la visita es un teléfono guía de esos tan chulos habituales en los museos pero que son un coñazo a menos que te inventes uno manos libres, porque ingeniero viene de ingenio ¿no es así, Txuso?

El trabajo de la ama de llaves parece a priori sencillo, pero realmente no lo es y si no que se lo digan a nuestro querido Txuso. Tan absortos estábamos en las explicaciones sobre la “apasionante” historia del castillo y los príncipes-arzobispos de turno que no notamos la ausencia de Txuso en el grupo. Cuando se lo hicimos saber a la ama de llaves, esta “amable” señora no admitía que pudiese hacer su trabajo mal. Tras mucho comerle la oreja a la “dulce” señora (los turistas podemos ser muy toca-huevos cuando nos ponemos) al final se dignó a hacernos caso abriendo la puerta que acabábamos de atravesar y allí estaba la cara de un alegre Txuso que por fin veía la luz.

Txuso es una de esas personas despistadas por naturaleza y brillantes a la vez. No deja indiferente a nadie y siempre está animado en momentos de crisis, ayudando a que todo problema pierda importancia. Si Dani era nuestro guia-man, Txuso era nuestro diccionario-man, pues siempre estaba dispuesto a traducir un cartel en germano con su inseparable diccionario.

De las innumerables exposiciones que llenan las salas del casillo, sólo dos ideas nos quedaron claras. La primera es que el ejercito austríaco y la guardia tirolesa se debieron ir de vacaciones de 1939 a 1945, porque no había ninguna referencia hacia esa época (qué raro, no?). La segunda es que no somos más que unas marionetas en manos del destino como pudo verificar alguno de nosotros.

Tras dejar el castillo decidimos pasear por las bellas calles que rodean la catedral y la rivera del río. Al ser domingo de ramos apenas había gente por la calle y más con el día que estaba. Los pocos lugareños que nos encontramos en nuestro paseo vestía apropiadamente para esta celebración, en contraste con los alegres turistas que íbamos con nuestras mejores galas y deleitando a la concurrencia con nuestras performances.

Bien es sabido por todo hijo de vecino (y si es hijo de vecino de Salzburgo con más razón) que uno de los más ilustres personajes que esta bella ciudad ha dado a la humanidad es el magistral compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Pues bien, en el centro de Salzburgo hay una plaza dedicada a él y es allí donde empezó una de las nuestras míticas discusiones sin sentido. Resulta que como en todo el mundo civilizado, la plaza estaba claramente identificada con una placa con su nombre: Mozart Plaz. Bien, pues nuestra querida Violetina defendía que la zeta del nombre del insigne músico era un silencio de negra y Urru, que era una simple zeta minúscula. Al resto de la expedición esta discusión nos daba un poco igual, pero no dejamos de meter un poco de cizaña. ¿Que quién tenía razón? Aún hoy no lo tenemos claro ¿verdad Txuso? Juzgad vosotros mismos.

El paseo por las calles y la discusión nos abrieron el apetito y decidimos ir en busca de un restaurante. La oferta astronómica era insuperable: italianos, griegos, pubs irlandeses, etc. Finalmente nos decidimos por la comida autóctona y nos lanzamos al interior de un restaurante coqueto pero resultón donde nos metimos unos filatacos de lomo al estilo Salzburgo regados con los mejores caldos, PROST!

Una vez recuperadas las fuerzas tocaba visitar los jardines del palacio de Maribell, que así dicho no suena muy interesante. Pero si digo que es allí donde se rodó la mítica escena de la canción Do-Re-Mi del musical Sonrisas y lágrimas, seguro que ahora es más interesante. No éramos precisamente una alegre novicia y sus siete repelentes pupilos, pero nos lo pasamos igual de bien corriendo y cantando de un lado para otro de los preciosos jardines. Nuestra particular performance no es merecedora de un Oscar, pero es la mejor forma de acabar la visita a Salzburgo.

Una vez estuvimos todos a bordo de nuestra querida Virtudes pusimos rumbo a Alemania a través de la fabulosa autopista entre Salzburgo y Munich. El trayecto era sencillo a priori, pero no te puedes relajar alegre turista.

ALEMANIA
Una vez superada la frontera y ya en tierras alemanas, disfrutamos de la ausencia de velocidad límite en las autopistas alemanas, es verdad que Virtus no puede ir muy rápida pero hacía lo que podía. Concentrados estábamos en la difícil conducción a través de una intensa cortina de lluvia cuando nos adelantó un vehículo de alta cilindrada y sin previo aviso se nos colocó justo delante. Hasta aquí todo normal, pero de repente se le empezaron a encender luces por todos lados. Parecería un árbol de navidad si no fuera porque en vez de “Feliz Navidad” ponía en unas brillantes luces verdes “POLIZEI”. Después de recuperarnos del susto y siguiendo las indicaciones que nos hacían paramos en arcén donde aguardamos a que los dos policías germanos se acercaban. Cuando se asomaron por la ventanilla y nos vieron ya empezaron las primeras sonrisas y cuando verificaron nuestra nacionalidad española, el descojono de uno de los dos se hizo patente. Seguro que pensaron “Vaya cuadrilla de gañanes”. En fin, tras este pequeño sobresalto llegamos a nuestro destino: Prien am Chiemsee.

PRIEN AM CHIEMSEE
Prien es una preciosa localidad Bavara al borde del lago Chiemsee (de ahí su apellido “am Chiemsee”). Además es perfecta, estratégicamente hablando, para el asalto al día siguiente de la capital de Baviera: Munich. Tras dejar nuestros bultos en el albergue (otra vez de auténtico lujo) nos decidimos a darnos un paseo por la orilla del lago. El paseo nos llevó hasta un gigantesco e increíble súper spa (www.prienavera.de). Una pena el no poder disfrutar de sus servicios y relajarnos de nuestro duro viaje, pero otra vez será, prometido! Para quitarnos este mal sabor de boca, nada mejor que una buena cerveza en el bar sede del club de dardos el pueblo.

La verdad es que al final cayeron del orden de 4 jarras de poderosa cerveza alemana e incluso algún Schnapps. A ultima hora de la velada estábamos tan relajados como si hubiésemos estado en el spa (y por supuesto más bolingas). Tanta relajación llevó a un punto en el que se llegó a ofrecer un sueldo de 5 años y al primogénito varón en un apuesta.

Todo el mundo que conoce a nuestro Guía-man sabe que no suele dar su brazo a torcer (bonita forma de decir que es cabezón como él solo) y que su lógica funciona de una forma peculiar. Pues bien, resulta que Dani tenía el reloj adelantado sobre unos 17minutos por el mero hecho de no haberlo reajustado con ninguna referencia durante varios años. Yo le insistía en que no tenía sentido ya que siempre tenía que hacer un cálculo para saber en qué hora vivía, pero el se defendía con que le servía para no llegar tarde a las citas, todo el mundo sabe que Dani no es conocido por su puntualidad que digamos. En fin, tan enfrascados estábamos en nuestra discusión que el alegre Txuso llegó a ofrecer su sueldo de 5 años e incluso su primogénito varón si conseguía hacer cambiar a Dani de opinión. Mis intentos por razonar no surtieron efecto, así que tendré que seguir currando y buscándome mi propio primogénito varón, ¿alguna voluntaria en la sala?

Esta discusión nos hizo ver que ya iba siendo hora de volver al albergue para cenar algo sólido, porque de líquidos íbamos servidos. El bebercio nos amenizó en gran medida el paseo hasta el albergue, pues en la bajada habíamos tardado unos 15 minutos y la vuelta duró del orden de 45mins. Muy amenizados y con performances varias entre las cuales destacan los gruñidos Sarkozy-style, el recital de diccionario y tanganas para salir el primero en la foto.

La cena en el albergue fue de todo menos frugal, le metimos al salchichón y al chorizo como no está escrito. Cuando estas en el extranjero siempre hechas de menos productos de la tierra, pero nosotros habíamos traído de todo, desde nuestro aceite de oliva hasta unos tomates. Mientras nosotros disfrutábamos de nuestro ágape, Piruleta hacía nuevas amistades entre los habitantes del albergue.

Ya solo quedaba prepararnos para descansar, ya que el día siguiente pintaba duro, con visita a Munich todo el día. Por supuesto antes de dormir había que jugar un poco con Piruleta que la habíamos abandonado durante todo el día, si es que somos como niños… hasta mañana Piruleta!


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11 junio 2008

Vente a Alemania, Pepe III

Atravesando el sur de Alemania por carreteras nacionales, visitando castillos de cuentos de hadas, picnics campestres y atascos del infierno.



15/03/2008: Konstanz (Alemania) -> Salzburg (Austria)

Tras el desayuno empaquetamos todas nuestras pertenencias para dirigimos a nuestro siguiente destino: Salzburg. En mitad de ruta teníamos pensado pasar por Innsbruck, ciudad conocida por los trampolines de ski perteneciente al campeonato de los cuatro gigantes. Como hacía un día tan soleado y fantástico, decidimos bordear el lago Constanza a través de una carretera comarcal en Suiza que transcurría por la ribera del lago. Todos sabemos que los mapas de carreteras nos tienden a engañar, pues bien, nuestro mapa situaba la carretera lo suficientemente cerca del lago como poder disfrutar de las vistas. La carretera en realidad atravesaba todos los pueblos de la costa por el centro y una distancia del lago tal que no pudimos verlo en ningún momento. Tras x-mil rotondas y una parada para repostar nuestra Virtu, llegamos a la frontera con Austria.


AUSTRIA
Austria es otro de estos simpáticos países centro europeos que tienen “vignette” (la pegatina autoestopista). La principal diferencia con la pegatina Suiza es que la Austríaca puede tener una duración inferior a los 18 meses y puedes ajustarla mejor a tu estancia. La nuestra fue de 10 días por un coste de 7.70€. El ratio euro/día es más elevado que en Suiza, pero la vida es así y no estábamos dispuestos a atravesar los Alpes por carreteras que no fuesen autopistas, porque la cosa estaba tensa con picos nevados y con una furgo con cadenas a estrenar.
Antes de llegar a Innsbruck habíamos previsto la visita de dos castillos recomendados por Dani, nuestro querido guía-man. Dani es la única persona que conozco que puede pasarse todo el día con una guía en la mano, ya esté comiendo, andando por la calle o haciendo cualquier cosa.



ALEMANIA
Como los castillos en cuestión estaban en Alemania, tuvimos que volver a ella atravesando un túnel más largo que un día sin pan. La ruta la hicimos a través de carreteras nacionales, que son como las españolas en cuanto a firme, pero sin arcenes y con alguna que otra isleta chunga en mitad de algún cruce.

La verdad es que este desvío mereció la pena para poder disfrutar de la Alemania rural y sus contrastes. Con sus aldeas sobre verdes colinas donde destaca la torre en forma de cebolla de la iglesia. Con sus granjas solitarias perdidas en mitad de la nada con sus establos de madera y tejados de paneles solares, porque otra cosa no, pero modernos y concienciados con el medioambiente los alemanes lo son un rato. Otra detalle a destacar del sur de Alemania es la existencia de una señal de tráfico hasta entonces desconocida por nosotros: atención ranas! La verdad es que la primera ves que la ves te descojonas, pero tiene su razón de ser. En esta zona de grandes bosques (estamos cerca del selva negra) hay gran cantidad de charcas y estanques y las ranas se dan por doquier. Además los alemanes no se contentan con avisarte de la posible presencia masiva de ranas, si no que intentan paliar este fenómeno. Para ello ha construido unas mini-vallas de 20cm de alto a los lados de la carretera para impedir el paso de las ranas. Si es que los alemanes con brillantes como pocos.

Tan absortos estábamos contemplando todo esto que no nos dimos cuenta de que se estaba densificando la circulación y de repente estábamos en mitad de un atasco del infierno. Tras pasar más una hora en el atasco totalmente parados y ante la desilusión de la tropa decidimos hacer una parada para comer y esperar a ver si el atasco se reducía.
El marco elegido para el picnic era incomparable. Una verde pradera con los Alpes nevados como fondo. Incluso Piruleta-Güisqui se animó a salir de su madriguera para disfrutar del paisaje. Cuando estábamos con el café y los postres, apareció por allí una niñita alemana rubísima y monísima, a la que cual, por supuesto, le ofrecimos nuestras mejores viandas (chocolate). Tras darle algo de conversación Txuso en su alemán particular y ponernos cara rara se fue por donde había venido.

Tan absortos estábamos comentando la escena cuando empezamos a percibir un olor como a rancio. La verdad es que era un olor desagradable y cuya fuente no éramos capaces de detectar hasta que por lo alto de una colina apareció un poderoso tractor alemán esparciendo cieno mierda en el prado que se dirigía directo hacia nuestra posición. Nuestro estupor fue tal que recogimos en menos de 1 minuto todo lo que teníamos esparcido por la pradera, incluyendo a Piruleta, nevera, mochilas, esterillas… La verdad es que la aparición del tractor fue primordial, porque estábamos tan a gustito allí en la pradera que hubiésemos remoloneado demasiado y no habríamos disfrutados de las aventuras que nos esperaban ese día.

Tras un debate sobre si seguir adelante hacia los castillos o retirarnos por otra carretera hacia Innsbruck decidimos seguir adelante y enfrentarnos cara a cara con el atasco. Para amenizar el trayecto alguien propuso jugar al veo-veo, el clásico entretenimiento para niños que dan el coñazo en el asiento de atrás. Gracias a Dios llegó nuestro desvío hacia los castillos y pudimos librarnos del atasco. Fue entonces cuando nos enteramos del motivo del atascazo. Es bien sabido que los alemanes son grandes practicantes de deportes invernales y aprovechan cualquier ocasión para disfrutar de ellos. Pues resulta que muchos de ellos habían decidido aprovechar el fin de semana antes de Semana Santa e ir a Innsbruck para disfrutar de sus blancas laderas, teniendo que pasar por nuestra ruta.

Los castillos que visitamos son los de Hohenschwangau (Castle of the High Swan County) y Neuschwanstein (New Swan Stone palace). Su localización es inmejorable, en la ladera de unos escarpados y rodeados de bosques dominando un lago precioso. En cuento a materiales utilizados para su construcción mejor no hablar, uno que si lo pintamos de amarillo limón (Hohenschwangau) y otro que si se nos acaba la piedra y rematamos con una portada de ladrillo caravista (Neuschwanstein), y por supuesto todo lleno de españoles voceando (que por primera vez no éramos nosotros).

Los castillos pertenecen a la familia real Baviera y fueron construidos en el siglo XIX, época en que los castillos ya no tenían mucho sentido como defensa pero que quedaban muy bonitos. Estos castillos están estrechamente relacionados con Luis II de Baviera, que es el personaje más famoso de la casa Baviera. Luis II de Baviera residió durante se niñez en el de Hohenschwangau y construyó el de Neuschwanstein como homenaje a Richard Wagner. Su forma recuerda a un cisne saliendo de un lago y no deja de sorprender al millón de visitantes anuales que tiene, de hecho, Walt Disney se inspiró en él para Cenicienta y sus parques de atracciones. Todos estos datos eran arrojados por nuestra wikipedia con patas, a la que cariñosamente la llamábamos Urrupedia. Y es que Urru es el tío que más curiosidades de todo tipo se sabe, porque cosa que ve o escucha te cuenta una historieta al respecto, ya sea una anécdota de un amigo de un amigo suyo o datos históricos.

La siguiente parada fue la abadía de Wieskirche propuesta por nuestro guía-man, donde sufrimos el horario europeo por partida doble. Llegamos al lugar a las 18 horas, una totalmente razonable en España, pero resulta que la abadía cerraba a las 17:45. Para rematar quisimos hacer una visita al Señor Gestein (el primo alemán del Señor Roca) y por supuesto sus estancias estaban tan cerradas como la abadía. Tras una visita de emergencia a unos arbustos cercanos, decidimos saltarnos el paso a Austria y la visita a la ciudad de Innsbruck para ir directamente a Salzburgo. La razón estaba bien clara, se estaba haciendo de noche y el paso a Innsbruck equivaldría a atasco nocturnidad en los alpes, lo cual no sonaba nada bien.

El paso a Austria por la autopista entre Munich y Salzburgo fue sin novedad porque al tener la “vignette” parecíamos gente respetable. La llegada al albergue ya fue otro cantar, porque resultó que la calle del mismo estaba cortada y la vuelta que había que dar no estaba marcada en ningún sitio. Por segunda noche consecutiva, nos quedamos maravillados del nivel del albergue en cuestión. Para rematar el gran día que habíamos pasado, nos dispusimos a disfrutar de una gran cena previamente a sobar como "animalicos".


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18 abril 2008

Vente a Alemania, Pepe II

Es hora de otra entrada en este pequeño diario de viaje.

14/03/2008: Saint-Étienne (Francia) -> Konstanz (Alemania)

El día en que atravesamos ese gran país neutral que es Suiza de cabo a rabo, adoptamos un nuevo compañero de viaje y empezaron las grandes anécdotas.

Tras desayunar en Château Beatrice (grandes esas mermeladas artesanas) nos pusimos en ruta hacia nuestro destino del día: Konstanz en Alemania justo en el borde del Lago Constanza que hace de frontera entre Alemania y Suiza.

El primer turno de conducción le tocó a un servidor. Todo iba bien hasta que llegamos a la frontera Franco-Suiza... la verdad es que iba un poco empanao y casi no le di tiempo al policía francés a levantar la mano para que parásemos. Tras golpear el cristal de Virtu y espetarnos, en un perfecto español, "Hay que abrir los ojos bien!", requirió nuestras credenciales. Todo en orden y a pasar a Suiza.

Suiza
Suiza es un gran país neutral cuyo principal propósito es quedarse con nuestra pasta. Así lo primero que se ve después del clásico "Bienvenido a XXXX" (con XXXX igual a Suiza) es una taquilla para comprar la pegatina de autopistas. El coste es de 40 francos suizos por año y la verdad es que merece la pena, pues puedes disfrutar de todas las autopistas en un año (no como en España y Francia donde las autopistas van por tramos).

El siguiente cartel recaudador es: "Atención RADAR". En Suiza hay radares como setas y no perdonan ni una. El límite de velocidad ronda los 120km/h, habiendo muchos tramos a 100 o a 80. Es importante comentar que nosotros no teníamos problemas de esta índole. Virtus hacía lo que podía por correr, pero con el peso muerto que llevaba no era fácil (mochilas, nevera, conductor, copiloto y tres cuellos rotos en el asiento de atrás).

Ginebra
La primera parada en tierras suizas la hicimos en Ginebra (Genève). Ginebra se encuentra en la desembocadura del lago Leman (Lac Léman) en el río Ródano (Rhône). Lo primero que te sorprende de esta ciudad es el alto nivel económico que tienen sus gentes, ya sea porque Ginebra es la capital internacional de Suiza debido a la gran cantidad de organizaciones mundiales que tiene su sede allí o por el paraíso fiscal que es Suiza.

El tráfico en esta ciudad es bastante fluido y es muy fácil entrar con tu propio vehículo hasta el mismo corazón de la ciudad: el nacimiento del río Ródano. Junto al puente Mont Blanc encontramos un parking perfecto para que Virtus descansase (cuidado con la altura y la anchura de vuestro vehículo, pues Virtus cabía justa de altura y cosqué un retrovisor con una columna). En este parking tuvo lugar la primera gran anécdota de nuestro viaje.

Creo que todos hemos experimentado el cambio que se produce en los biorritmos (cuyo subtipo etílico es conocido como vinoritmo) cuando se viaja. Estos cambios te hacen ir dejando parte de ti allá por donde pasas (lo que se viene llamando “poner la bandera”). Pero si estás en un país que tiene su propia moneda y que te cobran casi por respirar, esta operación no es cosa fácil. Así nos pasó, así, así. Nada más dejar a Virtus descansado nos entraron unas ganas locas de ir al baño (aguas menores, menos mal) a todos, y es que cuando viajas y compartes tu vida con otra gente, acabas compartiendo también esos momentos, llamémosles, íntimos. También es cosa totalmente demostrada y contrastada que los hombres siempre lo tenemos más fácil para estos momentos. Así pues mientras el baño de hombres del parking de marras se podía utilizar sin coste, esto no ocurría en el de señoras, donde había que cotizar medio franco suizo para entrar. Así que ahí estamos cuatro hombretones desahogados y una señorita que no se nos aguanta.

La solución se planteaba, a primera vista, fácil: pedir a un alegre transeúnte que nos cambiase un brillante y poderoso euro por un mugriento y cutre franco suizo (tipo de cambio: 1.46fch/euro). Esta tarea no resultó tan sencilla como esperábamos, pues nuestra Violetina solicitó a varias personas este trueque para el baño poniendo ojillos de desesperación y sólo recibió a cambio miradas de desprecio. Ante tal mal experiencia decidimos salir del parking a ver si tenemos suerte y encontramos otro lugar para nuestra Violetina. En esto que estamos saliendo por las escaleras del parking y se empieza a oír una melodía pegadiza ejecutada magistralmente por un alegre violinista callejero en la puerta del parking. Esto era una señal, todo empezaba a ir mejor, teníamos una vista preciosa del lago Leman y música clásica de fondo.

Tan bien empezaba a ir todo, que nuestra señorita se aprovechó del momento. Se acercó al alegre violinista y le solicitó cambio para el baño (medio franco por dos euros, un trato interesante), a lo que accedió encantado. Si es que el espíritu comercial suizo se pega en cuanto atraviesas la frontera: recién llegados a Suiza y haciendo tratos comerciales con el primer extraño que nos encontramos. Esta transacción no fue ejecutada tan limpiamente como se esperaba, porque… ¿habéis visto alguna vez medio franco suizo? ¿no? Pues Violeta tampoco. Así que allí estamos mirando asombrados como el resto de los transeúntes cómo Violeta se agacha y cogiendo moneda tras moneda del estuche del violinista hasta que se le ilumina la cara porque por fin ha encontrado una de medio franco. Rauda y veloz tras dar las gracias desaparece por las escaleras del parking en busca de su “momento de relax”.

Tras este "negocio", nada mejor que dar un paseo por las calles de esta bella ciudad. Empezamos con la ciudad antigua (en la orilla sur del lago) subiendo hasta la catedral y dándonos un momento de esparcimiento en un parque cercano desde donde se tiene una vista del lago Leman incomparable. De ahí bajamos hasta el parque de la Universidad de Ginebra (Uni Bastions) un precioso parque donde se encuentra el Muro de los Reformadores. Impresionante muro en memoria de los impulsores de la reforma en toda Europa, en la que Ginebra tuvo un papel fundamental siendo el foco del Calvinismo (dato urrupédico).

El punto exacto donde el lago Leman se convierte en el río Ródano son las compuertas que controlan el tránsito del Ródano y que sirven de puente de unión entre las dos márgenes del lago. A lo largo de la orilla norte se extiende un bello paseo desde donde se tiene una panorámica increíble del lago Leman, Ginebra y los Alpes, donde destaca el MontBlanc. Si no sois capaces de situarlo, no os preocupes hay un diagrama en la barandilla donde indica su posicion ;). También este paseo es el lugar del asesinato de Isabel de Habsburgo (más conocida como la Emperatriz Sissi). No os esperéis un gran monumento como el de los autores de la reforma, porque no lo encontraréis, solamente una placa conmemorativa en la barandilla del lago y punto.

Berna
La siguiente parada de nuestro tour es la capital de Suiza Bern (en español Berna). Creo que es bueno ahora comentar que en Suiza no se tiene un lenguaje oficial, sino que se tienen cuatro: Francés, Alemán, Italiano y Romanche. Un signo más de su absoluta neutralidad, si no se deciden por un idioma, ¿cómo se van a decidir en otros asuntos?

El símbolo del Cantón (y de la ciudad) de Bern es un oso y por toda la ciudad encontraréis un montón de estatuas y de pinturas con este oso como gran protagonista. Esto se debe a la historia de la fundación de Bern, pues las gentes del lugar cuentan que el fundador de Bern se las tuvo que ver con un Oso (maloso) que estaba por aquellas tierras (vamos, como Jebediah Springfield).

La verdad es que como ciudad tiene mucho más encanto que Ginebra, y pese a ser la capital del país, conserva muy bien su casco histórico. Destacables son, primero, su reloj, el cual va adelantado y atrasado a la vez, es decir, por un lado las campanadas las da dos minutos antes de que sea la hora punta y los muñequitos se mueven cinco minutos después de que sea la hora punta. Con esto queda bastante claro que la precisión de los relojes suizos deja mucho que desear. Lo segundo destacable son las vistas preciosas del río Aar desde el parque que hay detrás de la catedral. Finalmente toca destacar la fachada de la catedral con un pórtico donde se representa un juicio final muy detallado e inspirador.

Tras dejar la bella capital Suiza pusimos rumbo a Konstaz, situada en la orilla del lago Constanza, no sin antes detenernos para aprovisionarnos bien de comida y bebida. En este aprovisionamiento se incorporó un nuevo miembro a la expedición, el conejo de chocolate Piruleta Güisqui (sustituto de María Shakira Piruleta de todos los Santos para el pobre Txuso).

Lago Constanza
La llegada al lago Constanza la hicimos de noche tras chuparnos un atasco bastante severo cerca de Zurich y la tradicional revisión de documentación para entrar en Alemania. El Albergue en cuestión estaba de lujo, se trataba de una antigua torre de vigilancia aérea reconvertida y estaba totalmente nuevo e impecable. En este lugar nos enteramos de que en Alemania todavía continúa existiendo el servicio militar obligatorio de 18meses y su alternativa cívica de 3 años (no estoy seguro de estas duraciones, pero entre las cervezas que llevamos y el Alemán nuestro y el Inglés del alemán de turno, pues ya sabéis lo que pasa).


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