12 julio 2008

Hoy era el día

Hoy era el día M.
Hoy era el día MetalWay.
Hoy era el día de la leyenda del Metal español: Baron Rojo.
Hoy era el día de los dioses del Metal: Iron Maiden.





Hoy era el día que se celebraba el MetalWay en Zaragoza, con estrellas del Metal como Slayer, Avantasia, Iced Earth o Avenged Sevenfold. Disfrutaríamos con la leyenda de los hermanos De Castro y su banda Baron Rojo. Nos deleitaríamos con Steve Harris y sus chicos (aunque ya no lo son tanto), porque Iron Maiden estaba por fin en Zaragoza en una de las dos únicas citas españolas de su gira mundial: Somewhere back in time world tour 2008.

Hoy tenía todo preparado: pantalón corto para aguantar el calorazo como un campeón, cremita solar para no pillar moreno cangrejo, biseras varias para que no se me caliente el tarro, combustible líquido para aguantar los conciertos, bocatorros gigantescos que no se salta un gitano y, por supuesto, colegas para compartir estos momentos tan míticos.

Hoy todo era perfecto. El cielo estaba parcialmente cubierto de nubes lo cual era una tregua de las altas temperaturas que hemos tenido por Zaragoza estos días. Ya estaba dispuesto a salir en busca de mis ídolos cuando recibí la peor llamada: el festival se había cancelado, el motivo era el fuerte aguacero que cayó anoche en Zaragoza durante 10 minutos y que había provocado la suspensión del Monsters of Rock de ayer en el mismo recinto. Los desperfectos en las infraestructuras y sobretodo los daños en los equipos eléctricos y de sonido eran irreparables.

Este trastorno de planes me ha hecho recordar una cita del ex-campeón de los pesos pesados de boxeo Mike Tyson:
Everyone has a plan until they get punched in the mouth

Hoy era el día...


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08 julio 2008

Vente a Alemania, Pepe IV

Visita a Salzburgo, ciudad que ha dado grandes personajes a la humanidad e inspirado bellas historias y sonatas. Todo ello bajo una lluvia intensa, y es que cuando llueve en Centro-Europa, llueve de verdad.




16/03/2008: Salzburg (Austria) -> Prien am Chiemsee (Alemania)
El planning del día era muy sencillo: visita al centro de Salburgo durante toda la jornada y a última hora de la tarde pasar a Alemania para hacer noche a mitad de camino de Munich.

SALZBURGO
El hecho de que el día amaneciese encapotado y lloviendo no apaciguó nuestros ánimos por visitar la bella ciudad de Salzburgo. Tras haber disfrutado con el copioso desayuno austríaco y reservado el albergue para aquella noche en la ciudad de Prien am Chiemsee, nos enfundamos nuestros chubasqueros y armados con nuestros paraguas y cámaras, salimos en busca de las mejores instantáneas.

Nuestro “desembusado” en el centro de la ciudad fue todo un éxito y rápidamente recogimos las mejores instantáneas. Seguramente algún extremista de la fotografía nos dirá que es el peor cielo para hacer fotos y que la distancia focal de nuestras cámaras no es la apropiada, pero ¿a quién le importa?

El centro de la ciudad de Salzburgo posee un encanto especial con el río Salzach atravesándolo y sus preciosas casas de época. Salzburgo fue ya ciudad durante el Imperio Romano pero a partir del siglo VIII, cuando fue rebautizada, empezó realmente a prosperar y se convirtió rápidamente en una de las ciudades más influyentes de la Edad Media. Su nombre en alemán hace clara referencia a la especia que la hizo prosperar: la Sal (Salzburg: Castillo de Sal). Y es que durante el siglo VIII el Salzach era una importante ruta de la Sal procedente de las minas cercanas a la ciudad. Salzburgo no ha perdido su pasado y el transporte urbano cuenta con todos los medios imaginables: bus, trolebús, tranvía e incluso carros de caballos!

El nombre de la ciudad también hace referencia al castillo de la ciudad. Antigua fortificación de los obispos y posteriormente arzobispos que regían Salzburgo se encuentra en una colina y domina por completo la ciudad. Al castillo se puede acceder (previo pago) en teleférico y desde él se tienen las mejores vistas de la ciudad.

El castillo nació en principio como almacén de sal, pero pronto se convirtió en la fortificación usada por los príncipes-arzobispos que regían la ciudad. La historia de la ciudad es contada a lo largo de la “guía llaveada” al castillo. Esta visita consiste en una ama de llaves (vamos, una lugareña con llaves) que se encarga de abrir y cerrar puertas de tal forma que solo haya gente en una sala. La parte didáctica de la visita es un teléfono guía de esos tan chulos habituales en los museos pero que son un coñazo a menos que te inventes uno manos libres, porque ingeniero viene de ingenio ¿no es así, Txuso?

El trabajo de la ama de llaves parece a priori sencillo, pero realmente no lo es y si no que se lo digan a nuestro querido Txuso. Tan absortos estábamos en las explicaciones sobre la “apasionante” historia del castillo y los príncipes-arzobispos de turno que no notamos la ausencia de Txuso en el grupo. Cuando se lo hicimos saber a la ama de llaves, esta “amable” señora no admitía que pudiese hacer su trabajo mal. Tras mucho comerle la oreja a la “dulce” señora (los turistas podemos ser muy toca-huevos cuando nos ponemos) al final se dignó a hacernos caso abriendo la puerta que acabábamos de atravesar y allí estaba la cara de un alegre Txuso que por fin veía la luz.

Txuso es una de esas personas despistadas por naturaleza y brillantes a la vez. No deja indiferente a nadie y siempre está animado en momentos de crisis, ayudando a que todo problema pierda importancia. Si Dani era nuestro guia-man, Txuso era nuestro diccionario-man, pues siempre estaba dispuesto a traducir un cartel en germano con su inseparable diccionario.

De las innumerables exposiciones que llenan las salas del casillo, sólo dos ideas nos quedaron claras. La primera es que el ejercito austríaco y la guardia tirolesa se debieron ir de vacaciones de 1939 a 1945, porque no había ninguna referencia hacia esa época (qué raro, no?). La segunda es que no somos más que unas marionetas en manos del destino como pudo verificar alguno de nosotros.

Tras dejar el castillo decidimos pasear por las bellas calles que rodean la catedral y la rivera del río. Al ser domingo de ramos apenas había gente por la calle y más con el día que estaba. Los pocos lugareños que nos encontramos en nuestro paseo vestía apropiadamente para esta celebración, en contraste con los alegres turistas que íbamos con nuestras mejores galas y deleitando a la concurrencia con nuestras performances.

Bien es sabido por todo hijo de vecino (y si es hijo de vecino de Salzburgo con más razón) que uno de los más ilustres personajes que esta bella ciudad ha dado a la humanidad es el magistral compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Pues bien, en el centro de Salzburgo hay una plaza dedicada a él y es allí donde empezó una de las nuestras míticas discusiones sin sentido. Resulta que como en todo el mundo civilizado, la plaza estaba claramente identificada con una placa con su nombre: Mozart Plaz. Bien, pues nuestra querida Violetina defendía que la zeta del nombre del insigne músico era un silencio de negra y Urru, que era una simple zeta minúscula. Al resto de la expedición esta discusión nos daba un poco igual, pero no dejamos de meter un poco de cizaña. ¿Que quién tenía razón? Aún hoy no lo tenemos claro ¿verdad Txuso? Juzgad vosotros mismos.

El paseo por las calles y la discusión nos abrieron el apetito y decidimos ir en busca de un restaurante. La oferta astronómica era insuperable: italianos, griegos, pubs irlandeses, etc. Finalmente nos decidimos por la comida autóctona y nos lanzamos al interior de un restaurante coqueto pero resultón donde nos metimos unos filatacos de lomo al estilo Salzburgo regados con los mejores caldos, PROST!

Una vez recuperadas las fuerzas tocaba visitar los jardines del palacio de Maribell, que así dicho no suena muy interesante. Pero si digo que es allí donde se rodó la mítica escena de la canción Do-Re-Mi del musical Sonrisas y lágrimas, seguro que ahora es más interesante. No éramos precisamente una alegre novicia y sus siete repelentes pupilos, pero nos lo pasamos igual de bien corriendo y cantando de un lado para otro de los preciosos jardines. Nuestra particular performance no es merecedora de un Oscar, pero es la mejor forma de acabar la visita a Salzburgo.

Una vez estuvimos todos a bordo de nuestra querida Virtudes pusimos rumbo a Alemania a través de la fabulosa autopista entre Salzburgo y Munich. El trayecto era sencillo a priori, pero no te puedes relajar alegre turista.

ALEMANIA
Una vez superada la frontera y ya en tierras alemanas, disfrutamos de la ausencia de velocidad límite en las autopistas alemanas, es verdad que Virtus no puede ir muy rápida pero hacía lo que podía. Concentrados estábamos en la difícil conducción a través de una intensa cortina de lluvia cuando nos adelantó un vehículo de alta cilindrada y sin previo aviso se nos colocó justo delante. Hasta aquí todo normal, pero de repente se le empezaron a encender luces por todos lados. Parecería un árbol de navidad si no fuera porque en vez de “Feliz Navidad” ponía en unas brillantes luces verdes “POLIZEI”. Después de recuperarnos del susto y siguiendo las indicaciones que nos hacían paramos en arcén donde aguardamos a que los dos policías germanos se acercaban. Cuando se asomaron por la ventanilla y nos vieron ya empezaron las primeras sonrisas y cuando verificaron nuestra nacionalidad española, el descojono de uno de los dos se hizo patente. Seguro que pensaron “Vaya cuadrilla de gañanes”. En fin, tras este pequeño sobresalto llegamos a nuestro destino: Prien am Chiemsee.

PRIEN AM CHIEMSEE
Prien es una preciosa localidad Bavara al borde del lago Chiemsee (de ahí su apellido “am Chiemsee”). Además es perfecta, estratégicamente hablando, para el asalto al día siguiente de la capital de Baviera: Munich. Tras dejar nuestros bultos en el albergue (otra vez de auténtico lujo) nos decidimos a darnos un paseo por la orilla del lago. El paseo nos llevó hasta un gigantesco e increíble súper spa (www.prienavera.de). Una pena el no poder disfrutar de sus servicios y relajarnos de nuestro duro viaje, pero otra vez será, prometido! Para quitarnos este mal sabor de boca, nada mejor que una buena cerveza en el bar sede del club de dardos el pueblo.

La verdad es que al final cayeron del orden de 4 jarras de poderosa cerveza alemana e incluso algún Schnapps. A ultima hora de la velada estábamos tan relajados como si hubiésemos estado en el spa (y por supuesto más bolingas). Tanta relajación llevó a un punto en el que se llegó a ofrecer un sueldo de 5 años y al primogénito varón en un apuesta.

Todo el mundo que conoce a nuestro Guía-man sabe que no suele dar su brazo a torcer (bonita forma de decir que es cabezón como él solo) y que su lógica funciona de una forma peculiar. Pues bien, resulta que Dani tenía el reloj adelantado sobre unos 17minutos por el mero hecho de no haberlo reajustado con ninguna referencia durante varios años. Yo le insistía en que no tenía sentido ya que siempre tenía que hacer un cálculo para saber en qué hora vivía, pero el se defendía con que le servía para no llegar tarde a las citas, todo el mundo sabe que Dani no es conocido por su puntualidad que digamos. En fin, tan enfrascados estábamos en nuestra discusión que el alegre Txuso llegó a ofrecer su sueldo de 5 años e incluso su primogénito varón si conseguía hacer cambiar a Dani de opinión. Mis intentos por razonar no surtieron efecto, así que tendré que seguir currando y buscándome mi propio primogénito varón, ¿alguna voluntaria en la sala?

Esta discusión nos hizo ver que ya iba siendo hora de volver al albergue para cenar algo sólido, porque de líquidos íbamos servidos. El bebercio nos amenizó en gran medida el paseo hasta el albergue, pues en la bajada habíamos tardado unos 15 minutos y la vuelta duró del orden de 45mins. Muy amenizados y con performances varias entre las cuales destacan los gruñidos Sarkozy-style, el recital de diccionario y tanganas para salir el primero en la foto.

La cena en el albergue fue de todo menos frugal, le metimos al salchichón y al chorizo como no está escrito. Cuando estas en el extranjero siempre hechas de menos productos de la tierra, pero nosotros habíamos traído de todo, desde nuestro aceite de oliva hasta unos tomates. Mientras nosotros disfrutábamos de nuestro ágape, Piruleta hacía nuevas amistades entre los habitantes del albergue.

Ya solo quedaba prepararnos para descansar, ya que el día siguiente pintaba duro, con visita a Munich todo el día. Por supuesto antes de dormir había que jugar un poco con Piruleta que la habíamos abandonado durante todo el día, si es que somos como niños… hasta mañana Piruleta!


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