14 octubre 2008

Vente a Alemania, Pepe V

München, capital de Baviera y de la cerveza. Hogar del Oktoberfest, de BMW y de la mayor cervecería de Alemania. Una de las ciudades más castigada por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial y que ha conseguido reconstruirse con grandeza y convertirse en una de las capitales de Europa.

17/03/2008: Prien am Chiemsee (Alemania) -> München (Alemania)
Después de desayunar copiosamente en el albergue de Prien am Chiemsee, pusimos rumbo a la capital de Baviera: Munich. Hasta la entrada de la ciudad disfrutamos de las autopistas gratis de Alemania que es un auténtico placer. Con la elevada velocidad de crucero de Virtu el trayecto se hizo muy cómodo y la entrada a la ciudad fue perfecta gracias a nuestro amigo TomTom, quien nos llevó sin ningún error hasta el albergue, donde pudimos confirmar nuestra reserva.


Lo mejor para moverse por Munich es el trasporte público, y concretamente el Metro. Todas las líneas pasan por la estación central (Hauptbahnhof) favoreciendo el trasbordo y la comunicación. En Munich existen dos tipos de transporte subterráneo: los U-Bahnen que son el metro clásico y los S-Banhen que son algo así como una especie de red de cercanías. La verdad es que la información sobre líneas, billetes y tarifas en las estaciones es un caos y como no sepas alemán estás más perdido que un pulpo en un garaje. Menos mal que nosotros contábamos nuestro experto en alemán particular: Txuso, quien tras mucho marear la perdiz, siendo la perdiz una amable transeúnte muniquesa, resolvió comprar un billete de grupo. El Fahrpreise Tageskarten incluye todos los viajes en metro, cercanías, tranvía y bus durante 24 horas para un grupo de hasta 5 personas. Os lo recomiendo si vais a viajar por la capital bávara ya que son 9,00€ frente 1,10€ del billete sencillo (sin discusión). Este tipo de billetes “cachondos” son bastante habituales en las ciudades alemana incluso para moverte por el país. Así que ya sabéis, si estáis en una ciudad Alemana, revisad la estación de transporte de arriba a bajo porque os podéis llevar una muy grata sorpresa.

Nuestra estación de destino estaba al otro lado del río Isar, concretamente en el lugar donde se levantaba la cervecería Bürgerbräukeller. Esta cervecería es famosa por haber albergado allí los primeros mítines y reuniones del Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, vamos lo que venía siendo el partido nazi. En su interior también se fraguó y ejecutó el intento de golpe de estado fallido encabezado por Hitler en la noche del 8 de Noviembre de 1923, hecho que pasó a la historia como el “Putsh de Munich” o “Putsh de la Cervecería”. Allí nuestro Guia-man quiso soltarnos el rollo histórico con su inseparable guía como podéis ver en la foto (si es que el nombre se lo ganó a pulso el tío durante todo el viaje).

De allí cruzando el río Isar nos adentramos en el centro histórico de Munich, llegando a la primera parada importante: la plaza del ayuntamiento. Esta plaza recibe su nombre, Marienplatz, de una columna mariana que preside el centro de la misma (mariana por la virgen, no por otras “cosas”). El ayuntamiento es un edificio de estilo gótico increíble que sobrevivió casi intacto a los bombardeos de la segunda guerra mundial. En su fachada gótica destaca la torre que alberga el Rathaus-Glockenspiel que viene siendo un reloj de cuco gigante y que sobre las 11 de la mañana se pone en funcionamiento convirtiéndose en el principal reclamo turístico de la plaza.

El Glockenspiel contiene 43 campanas y 32 figuras a tamaño natural repartidos en dos niveles. En el superior se representa la boda de un duque local famoso por fundar el Hofbräuhaus (más adelante comento de qué se trata) con la duquesa de Lorena. En honor a los recién casados tiene lugar una justa entre dos caballeros defendiendo los colores de Baviera y de Lorena, de la cual, evidentemente, siempre sale vencedor el caballero bávaro. En el nivel inferior se representa la Schäfflerstanz o danza de los toneleros que tiene su origen en el siglo XVI cuando la ciudad estaba asolada por la peste. Resulta que los primeros que volvían a la calle tras el paso de la peste eran los toneleros que mediante un particular baile demostraban a los habitantes que ya no corrían peligro. De hecho este baile gustó tanto al Duque de Baviera que lo instauró como una tradición y cada siete años se sigue, hoy en día, ejecutando.

El espectáculo en la Marienplatz no sólo está en la torre del reloj, y es que la plaza se llena de turistas boquiabiertos con el Glockenspiel. La verdad es que la estampa es impagable, una plaza llena de gañanes mirando al cielo, una fiel reproducción de lo atontaos que parecemos cuando estamos en plan turista total.

Como podéis apreciar en las fotografías la lluvia que nos acompañaba aquella mañana era bastante fresca. Tal era esta lluvia que el paraguas de nuestra Violeta dijo “hasta aquí” fracturándosele varias varillas. Pese a los intentos del ingeniero Txuso no se pudo recuperar para el servicio activo y hubo que rematarlo en una papelera (descanse en paz). Desde luego no se podía esperar mucho de un paraguas de tres euros comprado en un puestillo de Salzburgo (estos austriacos nos la metieron doblada).

La siguiente visita obligada es la Frauenkirche o Iglesia de Nuestra Señora que viene siendo la catedral católica de Munich. Este edificio construido en 1488 fue devastado por el envite de los bombarderos aliados y constituye un punto importante en el skyline de Munich destacando claramente sus dos torres con esos tejados de cobre en forma de cebolla tan característicos en Baviera. Tan duros fueron los bombardeos que hasta 1996 no terminaron las obras de reconstrucción. En su interior destaca su austera decoración y la increíble cantidad de luz que hay dentro del edificio a pesar de no divisarse ningún ventanal, puesto que quedan disimuladas con las columnas y prácticamente desde la nave central es imposible ver alguna. Este efecto da lugar a una curiosa leyenda, y es que en la entrada de la catedral está la Teufelstritt o huella del diablo. La leyenda cuenta que el arquitecto hizo un pacto con el Diablo para poder construir la catedral a cambio de no hacer ninguna ventana. Pero el diablo fue engañado y es que desde su posición (a la entrada de la catedral) no se puede ver ninguna ventana por la disposición de la columnas. Leyendas a parte, es un buen sitio donde repasar la guía de viaje, interesarse por las noticias de la tierruca e incluso secar los guantes!

Tras la visita de la Frauenkirche era el mejor momento para hacer un alto en el camino y disfrutar de la gastronomía bávara y sorprendernos con una curiosidad cultural. Si alguna vez entráis en un restaurante y el camarero os acomoda en una mesa donde ya está comiendo más gente, no penséis que el sitio es cutre de cojones. Esta costumbre es algo normal en muchos locales alemanes y es una muestra más de la apertura de este gran pueblo y de la cordialidad reinante. Personalmente me parece una práctica muy interesante y eficiente, porque… ¿nunca te ha parecido un incordio ir a un restaurante donde muchos mesas están a medio ocupar y podríais comer sin esperar con una pequeña redistribución de los clientes? En nuestro caso la mesa era de unos 12 comensales y la compartimos con una madre y su hija y un chavalín bastante inquieto con sus abuelos, una bonita estampa. La comida fue excelente, una gran variedad de Bratwursts aderezadas con mostaza dulce o pasta de arándanos picante y acompañadas con ensalada de patata o el omnipresente Sauerkraut y rematando la jugada con un postre de altura, un Butterkuchen excelente. Por supuesto todo ello bien regado con los caldos de la región. Prost!

Después de tan bávara comida nos pusimos otra vez en marcha. Nos movimos hasta la Odeonsplatz, donde encontramos la Theatinerkirche St. Kajetan, preciosa iglesia de estilo barroco tardío, destaca sobremanera en la plaza debido a su fachada amarilla. En la misma plaza está al entrada a la Münchner Residenz hogar de los monarcas bávaros en el centro de Munich. Actualmente sus numerosos edificios han pasado a ser en su mayoría museos y sus antaño jardines privados están a disposición de todos los visitantes. A pesar de que el día no era el mejor para disfrutar de ellos, mereció la pena pasearnos por allí y bajar un poco la comida.

El cansancio y la bávara comida estaba haciendo mella en nuestra moral. Pero el descubrimiento por sorpresa de la sucursal del instituto Cervantes, donde intentamos pedir asilo político para usar sus servicios, nos levantó el ánimo y la posterior degustación de un café bien cargado nos llenó de energía para aguantar la larga tarde que nos esperaba.

Otra de las visitas obligadas de Munich es la iglesia de Asamkirche (nombre real: Iglesia de San Juan Nepomuceno, santo patrón de Bohemia). Esta iglesia es un espléndido ejemplo del barroco tardío alemán con una decoración tan recargada que no tiene nada que envidiar de nuestro noble rococó español. Ya la portada destaca con la sobriedad de la calle en la que se encuentra, pero cuando entras en su dorado interior te quedas sin palabras.

Para romper la monotonía de tanta visita a iglesias nos dimos un paseo relajante por el Viktualienmarkt que viene siendo el mercado central de Munich, donde puedes encontrar todo tipo de productos incluyendo productos típicos españoles como jamón o “choriso”.

Como ya se estaba haciendo tarde decidimos aprovechar nuestro billete cachondo y movernos en metro hasta el Olympiapark que es la zona del estadio que albergó las olimpiadas del 72. En esta zona no sólo está el estadio olímpico y sus instalaciones adicionales, si no que se encuentra cerca del centro de negocios de Munich con todos los rascacielos destacando en el horizonte. De hecho, según estás saliendo de la estación del Metro te encuentras en los morros con la central de BMW, una impresionante torre que recuerda a cuatro cilindros de un motor de combustión.

Antes de volver al albergue para tomar posesión de nuestra habitación, darnos una ducha rápida y cenar. Decidimos, bueno decidió Guia-man, ir al Schloss Nymphenburg que se trata de un palacio que fue la residencia de verano de los gobernantes de Baviera y que cuenta con 800.000m2 de parques. En principio la visita prometía bastante, pero para cuando llegamos allí tras casi una hora de caminata había anochecido y no se veía ni torta. Por supuesto Guia-man y su querida guía tuvieron que aguantar nuestras quejas e improperios durante todo el trayecto al albergue, el cual pudimos reducir al coger un tranvía gracias a nuestro precioso billete mágico.

Tras una ducha reparadora decidimos degustar otra especialidad gastronómica alemana, el kebab. Para ello nos dirigimos al kebab que había en la acera de enfrente del albergue. Su nombre era realmente tentador y al verlo empezamos a salivar cual perros rabiosos: Arkadas Kebab Haus. Nos llevamos una decepción al encontrarnos al turco de turno disculpándose porque se le había acabado el kebab y estaba cerrando. Así que decidimos bajar al centro a cenar y así estar más cerca de nuestro destino: la cervecería más grande de todo Alemania. Pues sí, la “Hofbräuhaus am Platzl” tiene varios salones y cuenta con una capacidad total de 3000 personas, lo que la convierte en la cervecería fija más grande de Alemania. Como no podría ser de otra forma en este mítico establecimiento (si vais a Munich, no dejéis de visitarlo) las camareras están vestidas con el traje típico bávaro y, por supuesto, hay una banda animando a los clientes. Los productos que ofrecen van desde la clásica cerveza rubia, hasta codillos de cerdo pasando por los sempiternos bretzel y la cerveza de negra, marca de la casa.

Debo reconocer que conocimos de su existencia gracias a nuestro Guia-man y la sabiduría de su padre, que nos la recomendó. Así que desde aquí debo romper una lanza a favor de Guia-man, quien habían sido insultado, vejado y torturado por todos nosotros durante este largo día. Así que: ¡gracias Guia-man!




5 comentarios:

eishier dijo...

Hijoputa que han pasao ¡7 meses! Cuentanos el Jurásico ya puestos...

Juslibol Lord dijo...

vas a solapar el relato del próximo viaje con el de este :P

Txus dijo...

No le presionéis, que bastante tiene con lo suyo...

Sigue así, hombre... solo que más rápido !!!


En cuanto a guiamán, decir que ser guiamán es una tradición que se hereda de padres a hijos, generación tras generación: guiamán hijo, guiamán padre, abuelito bantú y así secesivamente...

Anónimo dijo...

Hooombre! Si ya hay un nuevo capitulo de "Vente a Alemania Pepe!". Yo tampoco quiero presionar, pero es que es verdad que se va juntar con el próximo viaje!

Menos mal que lo de la cervecería fue buena idea! ;)
Porque... lo que hay que aguantar! jeje... con lo majo que estaba el palacio Schloss Nymphenburg ese... sólo falló que ya no había mucha luz... pero bueno... Así aprovechamos más el tiempo! Hasta el último halo de luz!

Jajaja... lo del abuelito bantú lo voy a tener que investigar! ;)

Unknown dijo...

Pero como eres tan gañan!!

Si de este viaje ya no debes ni de acordarte...

Ponte un poquico las pilas Zurdimer, yo que se, un ensayito, algo de metal, lo que sea!!